Como muy bien afirma el gran escritor y conferenciante Robin Sharma en su excelente artículo titulado “¿Qué evangelizas?”, ser "evangelista" tiene connotaciones negativas en la sociedad actual y podemos comprobar que es totalmente cierto. El concepto evangelizar está demasiado arraigado al ámbito religioso (predicar, convertir, cristianizar) y por tanto muchas personas son reacias a hacer un uso del mismo en otros ámbitos.
Si dejamos a un lado el significado religioso del término, evangelizar no es más que preocuparse por predicar y difundir buenas nuevas. Y eso es lo que urge en la actualidad en el mundo de la educación: gente que difunda buenas noticias y aspectos positivos sobre educación. Estamos muy acostumbrados y hartos de un discurso cansino y pesimista que insiste en lo mal que está todo y promueve que destaquen noticias que continuamente nos hablan de fracaso escolar, de bullying, etc. Este negativismo es tan habitual que al final nos parece que es lo normal.
El mundo educativo demanda hoy más que nunca evangelistas educativos: madres, padres, docentes y ciudadanos de la sociedad civil que hagan grandes cosas a través de pequeñas acciones, que se conviertan en auténticos líderes en su entorno más cercano (en su centro educativo, en su barrio, en su ciudad, etc.). No se trata de poner patas arriba el sistema educativo sino aplicar el sentido común y pasar a la acción con pequeños gestos, pequeñas acciones que sumadas a las de todos promoverán grandes cambios.
Necesitamos verdaderos activistas educativos llenos de entusiasmo, pasión, energía y satisfacción por difundir un nuevo mensaje: las cosas no están tan mal y entre todos vamos a cambiarlas a mejor.
¿Todavía no nos hemos dado cuenta? No se trata de quejarnos de lo mal que está todo. Eso es lo fácil, quejarnos y quedarnos esperando a que alguien venga a solucionar los problemas. Lo que es urgente y necesario es actuar, pasar a la acción y empezar a dar solución a los mismos.
Empecemos a transmitir este mensaje a todo aquel que esté dispuesto a escucharnos y seguro que poco a poco iniciaremos un proceso de cambio en el que cada uno de nosotros tendrá un papel protagonista en el mismo.
Si empiezas a hacerlo desde ya mismo, sentirás que tu acción es importante y tiene un resultado real y tangible. Te animo a que lo compruebes tú mismo.
“Hoy mismo podemos empezar a cambiar la educación, ¿por qué esperar a mañana? La decisión es tuya”
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