lunes, 16 de febrero de 2015

Papás de asiento o de mando a distancia

Me gusta mucho observar la forma de actuar e interactuar de los papás y las mamás con sus hijos cuando están en los parques. Observo cómo se comunican, de qué forma se dirigen a sus hijos, etc. Y me gusta porque aprendo mucho de todos ellos y me ayuda a observarme a mi mismo y ver de qué forma actúo yo.

Últimamente he descubierto un nuevo tipo de padres a los que he denominado “padres de asiento” “padres de mando a distancia”¿Por qué les he dado este nombre? Es muy sencillo, porque tienen la siguiente forma de proceder cuando están en el parque con sus peques:


  Su “centro de operaciones” es el banco del parque donde toman posiciones y no se levantan para nada (parece que se les ha pegado el culo al asiento). De ahí lo de “padres de asiento”.

  Si tienen que llamar la atención a sus hijos (algo que rara 
vez ocurre) lo hacen a gritos, desde la distancia (sin 
levantarse). De ahí lo de “mando a distancia”. Allí, desde la 
lejanía intentan corregir a sus hijos a voces, a gritos:

“Deja eso ya…”
“No subas ahí…”
“No tires eso…”
etc.

  La comunicación con sus hijos durante el tiempo que 
pasan allí es prácticamente nula. Estos papás están “a otra 
cosa”. Está claro que al parque se va a jugar, pero hay 
momentos en que las situaciones requieren de nuestra 
intervención y que hablemos con ellos. Hay que pensar que 
allí hay más niños (y más papás).

  Su manera de corregir a sus hijos se basa en las amenazas. Por supuesto, amenazas que jamás cumplen.

  No establecen normas y límites claros. Los hijos no saben 
a qué atenerse y esto les provoca cierto desconcierto, 
inseguridad e incertidumbre.

  Repiten mucho las cosas, a voces y como consecuencia los hijos no les hacen ni caso. Luego se quejan de eso: “es que por mucho que le digo las cosas no me hace caso” o “me paso el día poniendo castigos y no sirve de nada”. 


Como padres, hay un momento en la vida de nuestros hijos en el que tenemos que estar y que se note. Ya llegará el momento en el que deberemos soltarlos y estar sin que se note tanto… Mientras tanto, levantémonos las veces que haga falta y atendamos a nuestros hijos como corresponde. No se trata de intervenir a cada momento pues al parque se va a jugar y deben disfrutar de ello pero dentro de unos límites.


“El acto de educar no es un acto autoritario,sino que se ejerce desde el amor pero con autoridad” 
Carlos Goñi & Pilar Guembe

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