sábado, 27 de octubre de 2012

¿Nos proyectamos en nuestros hijos?

Una de las preguntas que nos planteamos con mayor frecuencia cuando esperamos un hijo es la siguiente: ¿cómo será nuestro hijo? Inmediatamente empezamos a pensar y a hacer especulaciones intentando dar respuesta a esta cuestión realizándonos afirmaciones del tipo "será de esta forma o de aquella", "tendrá esto o lo otro", "será lo que yo no he podido ser", "tendrá todo lo que yo no he podido tener" y así un largo etcétera de ideas que inundan nuestros pensamientos a la espera de que llegue ese niño que aguardamos con tanto deseo y alegría. 


En el mismo instante en el que empezamos a plantearnos todas estas cuestiones ya estamos proyectando un futuro hipotético que aún no ha llegado y que, si no se cumple como nosotros imaginamos es cuando empezarán a surgir problemas, desilusiones y conflictos... ¿Por qué motivo? Pues bien sencillo, porque con las afirmaciones que antes he mencionado estamos demostrando que deseamos que nuestro hijo sea como nosotros queremos que sea y no vamos a dejar que llegue a ser "él mismo". Y esto es un auténtico error. 

Por desgracia hoy en día hay muchos padres que actúan de este modo, consciente o inconscientemente. Todos hemos escuchado en algún momento afirmaciones de este tipo:

  • "Quiero a puntar a mi hijo a música porque yo toco el piano y me gustaría que él también lo haga".
  • "Quiero que mi hija sea actriz y la llevaré a todos los castings que haga falta para conseguirlo ya que era mi ilusión cuando era niña".
  • "Quiero que mi hijo estudie una carrera y llegue a ser alguien en la vida".

Los padres que hablan y actúan así no están preocupados por la educación de sus hijos, no ven su educación como un proceso en el que ofrecerles unas herramientas que les ayuden a ser felices y buenas personas sino como un medio para gratificar y alimentar su propio ego. Nuestro ejercicio parental no va encaminado a diseñar el futuro de nuestros hijos sino para ayudarles a extraer lo mejor de sí mismos aprovechando su talento y potencial. Solemos proyectar en nuestros hijos nuestras dudas, miedos, frustraciones, etc. que muchas veces son motivo de desdicha e infelicidad. ¿Recuerdas la película de Billy Elliot?

Tenemos que aceptar a nuestros hijos tal y como son. Esto no significa que nos deba gustar todo lo que hacen y cómo lo hacen ni tampoco su forma de comportarse. Para eso estamos los padres, para ofrecerles unas pautas y herramientas que les ayuden a crecer y evolucionar pero siempre dejando que sean ellos mismos como individuos, como personas únicas e irrepetibles.

Eso sí, que nuestros hijos no sean una "proyección" nuestra no significa que no debamos ser un ejemplo para ellos. No hay que olvidar que el niño imita a sus padres y maestros incluso cuando estos no se proponen enseñarle. Este es uno de los aspectos que trabajamos en nuestro programa de la Escuela de Padres con talento. Por este motivo siempre debemos tener bien presente la siguiente frase: 

"Tu hijo sigue tus pasos, conviértete en su mejor guía"

A veces me da la sensación de que tanto en las familias como en la escuela el gran olvidado de la educación es el niño. Pero esto me gustaría tratarlo en otro artículo...

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2 comentarios:

  1. Es muy importante tener en cuenta la futura educación de nuestros hijos, te invitamos a leer este artículo http://www.supermujer.com.mx/familia/ser-padres/la-educacion-de-nuestros-hijos.html
    saludos

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Muy interesante el artículo que enlazas. Seguimos en contacto. Un abrazo enorme!!

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