martes, 19 de mayo de 2015

Hijo, tú puedes hacerlo

Estoy cansado de ver y escuchar cómo de manera habitual transmitimos a nuestros hijos y alumnos mensajes negativos que condicionan su forma de actuar. Fíjate las veces que repites al día a tu hijo las cosas que hace mal... Esto tiene consecuencias en su manera de afrontar las cosas. En una entrada anterior te hablé de las "30 afirmaciones que más escuchan los niños en boca de los adultos".

No somos conscientes del poder que ejercen nuestras palabras y expresiones en nuestros hijos. Me duele ver cómo las mismas son capaces de dañar e incapacitar al niño. Frases como estas jamás deberíamos dirigirlas a nuestros hijos:


- "No vales para nada".
- "No te enteras de nada".
- "Todo lo haces mal".
- "Eres tonto..."
- "No vas a ser capaz de conseguirlo"
- "Deja de soñar"
- etc.

No debemos olvidar que incidiendo en lo negativo magnificamos el fracaso; obtenemos mejores resultados si incidimos en la mejora (o en la posibilidad de mejora). El niño necesita escuchar de nosotros, los adultos que CREEMOS en él y por tanto necesita que le reconozcamos aquello que hace bien (como expliqué con mayor detalle en la entrada "El poder mágico para educar"). No pongamos el acento en las carencias y déficits. Como muy bien destaca Augusto Cury "estimula a tus hijos a tener metas, a buscar el éxito en el estudio, en el trabajo, en las relaciones sociales, pero no te detengas ahí. Consigue que no tengan miedo de sus fracasos. No hay podio sin derrotas. Muchos no suben al podio, no por carecer de capacidad, sino porque no supieron superar los fracasos".



En muchas ocasiones nuestros hijos no desarrollan todo su potencial porque somos nosotros los que, con nuestros actos y sobre todo con nuestras palabras LIMITAMOS su crecimiento. Acabo de leer un cuento fantástico del libro "Cuentos para entender el mundo" de Eloy Moreno que resume muy bien esto. Lo comparto aquí para que puedas leerlo:

El niño que pudo hacerlo

Dos niños llevaban toda la mañana patinando sobre un lago helado cuando, de pronto, el hielo se rompió y uno de ellos cayó al agua. La corriente interna lo desplazó unos metros por debajo de la parte helada, por lo que para salvarlo la única opción que había era romper la capa que lo cubría.
Su amigo comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero al ver que nadie acudía buscó rápidamente una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas.
Golpeó, golpeó y golpeó hasta que con-siguió abrir una grieta por la que metió el brazo para agarrar a su compañero y salvarlo.
A los pocos minutos, avisados por los vecinos que habían oído los gritos de socorro, llegaron los bomberos.
Cuando les contaron lo ocurrido, no paraban de preguntarse cómo aquel niño tan pequeño había sido capaz de romper una capa de hielo tan gruesa.
-Es imposible que con esas manos lo haya logrado, es imposible, no tiene la fuerza suficiente ¿cómo ha podido conseguirlo? -comentaban entre ellos.
Un anciano que estaba por los alrededores, al escuchar la conversación, se acercó a los bomberos.
-Yo sí sé cómo lo hizo -dijo.
-¿Cómo? -respondieron sorprendidos.
-No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.

Eloy Moreno. Adaptación de un cuento popular.
Incluído en “Cuentos para entender el mundo”
En definitiva, no intervengamos tanto para decirles a nuestros hijos que no van a ser capaces de hacer algo. Mejor transmitir un mensaje claro y directo: "Hijo, tú eres capaz de hacerlo y lo vas a conseguir". Esto les ayudará a CRECER SIN LÍMITES...

Espero que te haya resultado interesante esta entrada. Te agradezco mucho si la compartes con tus amigos en Facebook y Twitter. ¿Quieres ser el primero en recibir mis artículos y novedades? Suscríbete a mi Newsletter hoy mismo aquí.

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