martes, 5 de febrero de 2013

El caramelo educativo

Siempre me ha llamado la atención el interesante y valioso estudio denominado "Kid Marshmallow Experiment" o "Test del caramelo" que realizó el destacado psicólogo austríaco Walter Mischel y que siempre utilizo para explicar a los padres la importancia de la "capacidad de aplazar la recompensa" como gran recurso que el niño debe adquirir.

Paso a explicarte detalladamente el extraordinario experimento:

En 1972 Walter Mischel sentó a un grupo de niños de cuatro años de edad de la Escuela Infantil del Campus de la Universidad de Stanford alrededor de una mesa y frente a cada uno de ellos dejó un apetecible y llamativo caramelo en un plato. Seguidamente les dio una indicación: 

"Podéis comeros el caramelo pero si no lo hacéis durante el tiempo que voy a estar fuera de la habitación (aprox.15 min) cuando vuelva os daré un premio, ¡otro caramelo!"

El grupo de investigadores que realizaban el experimento observaban atentamente el comportamiento de los niños a través de un espejo de esos que permiten ver sin que te vean a ti. Los niños presentaban conductas variadas: algunos se comían el caramelo de inmediato y otros ponían en marcha "estrategias" para controlar su impulso de comerse la apetecible golosina: cerrar los ojos, darse la vuelta,etc. 

Lo importante del estudio es que Walter Mischel y su equipo de colaboradores realizaron un seguimiento de los niños que participaron en el "test del caramelo" durante varios años y descubrieron cosas realmente interesantes. Según el propio Mischel "un 30% de los niños lograron diferir la gratificación esperando a que el investigador regresara quince minutos más tarde. Lograron luchar contra la tentación pero encontraron la forma de resistir."

El objetivo inicial del experimento era determinar los procesos mentales que permiten a algunas personas retrasar la gratificación frente a los que se rinden con facilidad.

El estudio reveló que una mayor postergación se podía asociar con importantes logros posteriores ya que los niños que actuaron de ese modo se convirtieron en adolescentes socialmente más competentes, personalmente más eficaces y académicamente más exitosos con respecto a los que no supieron esperar y consumieron el caramelo de inmediato, que presentaron problemas de autoestima y dificultades de relación con sus compañeros: eran más tímidos, influenciables, recelosos, etc. El resultado de la prueba predice el futuro académico de los niños con mayor precisión que los test estándar de inteligencia. ¿No te parece asombroso?

Y te preguntarás: y esto, ¿por qué es importante? Pues sencillamente porque demuestra que nuestra capacidad de saber aplazar la recompensa y saber "controlar" nuestros impulsos son clave para una vida feliz y exitosa. Y eso es lo que todos buscamos.

Aquí puedes ver una interesante charla TED donde Joachim de Posada comparte el experimento. Te recomiendo que la veas, está subtitulado en español. Solamente dura seis minutos, no te pierdas el experimento que realiza:





El Dr. David Walsh volvió a reproducir el experimento de esta prueba hace unos años. En esta ocasión se grabó y está publicada en Youtube. Los resultados se muestran en el siguiente vídeo que comparto contigo:



Padres y maestros podemos (y debemos) ayudar a aquellos niños con problemas de autocontrol para que aprendan a "saber esperar" y no ceder tan rápidamente al impulso de buscar la gratificación inmediata.

¿Cómo podemos enseñar al niño a "controlar" sus impulsos?

Como hemos podido comprobar es esencial que el niño aprenda a controlar sus impulsos y adquiera la capacidad de "aplazar la recompensa". Podremos conseguirlo a través de dos herramientas que según José Antonio Marina son fundamentales: la ternura y la exigencia, que son la base para establecer cualquier disciplina.

Terry Brazelton, del que ya te hablé en un artículo anterior y su colaborador Joshua D. Sparrow, en su obra Cómo educar con sentido común nos proponen algunas pautas para conseguirlo. Vamos a analizarlas con detenimiento:

  • Asegúrate de que tu hijo te está prestando atención cuando le das las indicaciones.
  • Deja claro que debe renunciar a dicho impulso. Dile: "no puedes cogerlo" y si llegas tarde "pon eso donde estaba".
  • Si es necesario deténlo para que no lleve a cabo el comportamiento no deseado: coge el juguete y déjalo en su sitio, apártalo del escenario problemático.
  • Cuando sea posible, ofrécele una alternativa al niño: "coge ese otro".
  • Que la alternativa sea una oferta de tomar o dejar, no una negociación.
  • Sigue la evolución del niño.
  • Simpatiza con su decepción: "podemos llegar a sentirnos realmente mal cuando no conseguimos lo que queremos".
  • Ayúdalo a comprender por qué no puede cumplir su deseo (en términos sencillos).
  • Consuélalo y asegúrale que poco a poco, puede aprender a controlarse a sí mismo.
  • A lo largo del día le dirás muchas veces que NO, intenta encontrar situaciones en la que puedas responder que sí.
  • No consideres la insistencia de tu hijo como algo persona. Procura averiguar qué es lo que el niño está intentando aprender a través de su mal comportamiento.
  • Comparte con los demás adultos existentes en la vida del niño la responsabilidad que la disciplina y el aprendizaje de normas implican.

Imágenes: -http://eneltercerpeldano.blogspot.com.es/2010/11/vale-la-pena-esperar.html
                   -http://www.newyorker.com/reporting/2009/05/18/090518fa_fact_lehrer
                   -http://www3.elcorteingles.es/tienda/libros/browse/productDetailCultural.jsp?
                    categoryId=999.706&productId=A4539845
     
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1 comentario:

  1. Interesante, muy interesante.
    Realmente no me extrañan las conclusiones de los resultados.
    Una persona que es capaz de aplazar tentaciones y de controlar su visceralidad, es una persona con autocontrol y éste es imprescindible para madurar, crecer y actuar en el momento más acertado.
    ¡Me ha encantado!
    Gracias

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