Cultivar líderes educativos

Estoy sentado en mi estudio frente al ordenador acompañado de buena música (Mozart suena de fondo). No estoy soñando despierto ni perdiendo el tiempo sino simplemente pensando… Me gusta pensar y reflexionar sobre lo que acontece en la realidad educativa a la que nos enfrentamos a diario. Pienso que es urgente introducir cambios y novedades en educación si de verdad queremos cambiar el mundo. Cada vez estoy más convencido de que si de verdad queremos conseguir una educación para el siglo XXI acorde con las necesidades de la sociedad y del mundo globalizado en el que vivimos tenemos que ponernos en marcha para cambiar muchísimas cosas… ¿Esperando a que las cosas cambien podemos conseguir que cambien? Evidentemente no, solo hay un camino: la acción.

Algo que debemos empezar a cambiar es el concepto que tenemos en los centros educativos sobre el concepto de liderazgo. Es una palabra que todavía a muchos nos suena a término empresarial pero si observamos con atención podemos ver que cada vez se habla y se insiste más en la importancia del liderazgo en las organizaciones de cualquier tipo: empresariales, deportivas, etc. 

Cuando hablamos de liderazgo en la escuela las miradas se dirigen de inmediato hacia el equipo directivo, es decir, hacia los que se encargan de dirigir y organizar el centro educativo. Y nos estamos equivocando por completo al actuar de este modo ya que el liderazgo que se deriva de la gestión administrativa y económica no es suficiente para atender las necesidades de los centros escolares. Grandes e importantes organizaciones como la NASA, Microsoft o Apple, por poner varios ejemplos, se han dado cuenta de que cuanto más rápido consigues que todas y cada una de las personas de la empresa muestren conducta de liderazgo – al margen de su cargo o posición- más rápidamente avanza la organización para alcanzar sus objetivos y ser líder en su campo. Y yo me pregunto, ¿por qué no podemos hacer esto en la escuela? 

Aunque suene un poco “revolucionario”, tenemos que convertir los centros educativos en lugares donde cada uno de sus miembros piense y actúe como un líder de manera proactiva, promoviendo iniciativas y dedicando su tiempo a buscar soluciones en lugar de ser parte del problema. Mostrar liderazgo no significa que cualquiera puede dirigir y organizar el centro puesto que en toda organización es necesaria y fundamental una jerarquía. Se trata de ofrecer las herramientas adecuadas a todos los que trabajan en el centro para que sepan y aprendan qué papel les corresponde en su tarea diaria y qué es lo que pueden hacer para dar lo mejor de sí mismos. Como muy bien afirma Robin Sharma “todos somos capaces de liderar sin un cargo”(LSC). Todos somos capaces de producir impacto con nuestro trabajo y todos podemos hacer el bien produciendo cambios en nuestro entorno... Tan importante es el papel del director del centro educativo como el de cualquier otro trabajador del mismo (también del mal llamado personal no docente) o cualquier persona perteneciente a la comunidad educativa. El auténtico liderazgo solo puede construirse desde el objetivo de pensar  y trabajar tratando de ayudar a que los demás puedan alcanzar sus metas. 

Hay mucha gente que pierde el tiempo quejándose de lo mal que está todo, contagiando al resto con su pesimismo. Esta actitud promueve inmovilidad, estatismo y limitaciones. En la actualidad necesitamos líderes sin cargo entusiastas que sientan, piensen y actúen como verdaderos líderes educativos que trabajan para cambiar la educación desde su campo de acción y ayudan a los demás a que puedan colaborar en ese cambio. Cuando esto sea una realidad empezaremos a hablar de una educación del siglo XXI para el siglo XXI. Una educación que cambia, crece y se expande sin límites…

¿Te animas a actuar como un líder educativo en tu centro? Tú puedes ser un LÍDER EDUCATIVO. Tienes en tus manos el poder de cambiarlo todo.

"Nuestro interés principal como educadores debe estar en aprender, y no solo en enseñar"

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