Hoy quiero abordar un tema que a todos nos preocupa. La ruptura de la pareja es uno de
los cambios más frecuentes que se presentan en la estructura de las
familias actuales. En la actualidad, las separaciones y divorcios van en aumento y esto, queramos
o no afecta a los hijos. Es inevitable pero podemos seguir unas pautas para que
sea “lo más llevadero y menos traumático posible”.
Lo ideal para el niño es vivir (y convivir) con ambos progenitores ( y si puede ser en paz
y armonía, mejor) pero en ocasiones esto no es posible por mil motivos que llevan a
que la pareja se rompa y la única salida que queda es la separación. Al tomar esta decisión, la mayoría de los padres se preocupan por el efecto que pueda tener
esta nueva situación en sus hijos. Cabe destacar que no se trata de una tarea
sencilla sino de un acontecimiento estresante
tanto para los padres como para los hijos, con consecuencias emocionales
inevitables.
Hemos de tener en cuenta que cada separación o divorcio es diferente a los demás
del mismo modo que no hay dos familias iguales y así se debe abordar.