Esta semana traigo a una nueva invitada al blog. Se trata de Ana Roa, pedagoga, psicopedagoga y coach educativo fundadora de Roaeducación. Ana nos ha escrito un fantástico artículo sobre un tema que nos preocupa mucho a los padres: los celos entre hermanos. ¿Qué hacemos con los temidos celos? ¿qué comportamientos manifiesta con sus celos? ¿cómo podemos actuar? Todas estas cuestiones nos las resuelve en su interesante artículo:
Cuando llega un nuevo miembro a la
familia se produce un reparto de roles y, en ocasiones, se otorga un papel
determinado a cada hijo. Los hermanos y su orden de nacimiento jerarquizan el
primer grupo en comunidad, la familia; la posición y las relaciones de un hijo
dentro de la secuencia de hermanos son significativas para la resolución de
conflictos y la formación de la personalidad, desde el principio hasta las sucesivas etapas
posteriores. Si pensamos en nuestra infancia, reconoceremos cómo nos ha marcado
nuestra forma de ser el hecho de tener un hermano mayor o más pequeño, ser el
benjamín de la familia, ser único…
¿Qué
hacemos si aparecen “los temidos celos”?
Desde
el primer momento los padres debemos ser conscientes de la existencia de este
sufrimiento en el niño, y aceptarlo como algo natural para poder ayudarle a
superarlo, permitiéndole que no oculte sus sentimientos y que se explique sin
miedos…, así evitaremos posteriores resentimientos. En ocasiones nuestro hijo
nos dirá: “el hermanito es feo”, “sólo sabe llorar”, “no lo necesitamos”… A la
vista de la situación y siendo conscientes de ella, actuaremos tranquilos y le
diremos al niño celoso que no se preocupe, pues tiene un lugar seguro en
nuestro corazón porque puede confiar en nosotros, él es único y nadie ocupa su
espacio. Si lo hacemos de este modo le ayudaremos a reequilibrar su ansiedad y los
celos se convertirán en una manifestación normal en la adaptación a un nuevo
ambiente familiar.
¿Qué comportamientos
manifiesta con sus celos?
· Rabietas muy temperamentales.
· Permanentes llamadas de atención.
· Conductas “de fastidio” al bebé, como pueden ser
despertarle del sueño, pellizcarle, quitarle un juguete, quitarle el chupete o
abrumarle físicamente.
· Falta de interés o indiferencia ante cualquier cosa que
le decimos.
· Actitudes regresivas.
· Desobediencia, oposicionismo.
· Retraimiento, apatía, deja de participar en la vida
familiar.
· Tensión manifestada en síntomas físicos tales como
malestar general, dolor de estómago,
dolor de cabeza, vómitos…
· Llanto continuo sin motivo.
· Alteración del sueño (pesadillas, disminución de horas
de sueño).
· Alteración de hábitos de alimentación (inapetencia).
Es conveniente que
vigilemos el exceso de cariño y ternura que el niño celoso manifiesta hacia el
bebé. No es adecuado pensar que no exista a la vez un verdadero sentimiento de
rechazo, pues debido a la ambivalencia de los sentimientos infantiles, la
expresión más cariñosa, aún siendo sincera,
no excluye la hostilidad sino que se da simultáneamente con ella… por eso, es
muy habitual escuchar: “Da besos tan fuertes a su hermanito que termina
haciéndole daño”
¿Cómo podemos actuar?
-
Acogiendo al niño celoso para que comprenda que tiene un espacio propio en la
casa y en nuestro corazón.
-
Aceptando con naturalidad las posibles regresiones pasajeras. Son parte de un
proceso y no es adecuado dramatizarlas en exceso.
Por Ana Roa
Pedagoga,
psicopedagoga y coach educativo.
Fundadora de
Roaeducación
Pues me he quedado lo mismo que estaba....no he aprendido nada.
ResponderEliminarGracias.