Tras impartir numerosas charlas, conferencias, seminarios y asesoramiento online para familias he llegado a la conclusión de que uno de los problemas con que nos encontramos las madres y los padres del siglo XXI a la hora de educar es que no tenemos suficiente confianza en nosotros mismos y en nuestras capacidades para hacerlo bien. Por ello actuamos con inseguridad, temores, dudas, etc.
Sin ser conscientes de ello y fruto de estas inseguridades y miedos ponemos en marcha un complejo mecanismo de autosabotaje que nos hace verlo todo de manera negativa y empezamos a enviarnos a nosotros mismos una serie de mensajes limitantes que nos llegan a paralizar: “Ya no sé qué hacer con mi hijo”, “haga lo que haga no me hace caso”, “no sé educar”, “esto no es para mi”, etc. Es algo que debemos empezar a cambiar si queremos tener éxito en nuestra acción educativa diaria pues de lo contrario nos vamos a encontrar con serios problemas.
Pero, ¿cómo podemos combatir este autosabotaje?
Combatirlo es más sencillo de lo que parece. Para ello tenemos que empezar a eliminar estos mensajes limitantes que nos incapacitan y cambiaros por otros más positivos que nos ayuden a autoconvencernos de que realmente tenemos la capacidad para hacer bien las cosas y educar a nuestros hijos con éxito. Si crees que algo va a salir mal, acabará saliendo mal. Si nuestra actitud es de miedo e inseguridad ante nuestros hijos (y así les hemos transmitido el mensaje tanto a ellos como a quienes nos rodean haciéndoles saber que “ya no podemos más” o “no sabemos qué hacer con él”) estamos asentando los cimientos de un fracaso educativo asegurado.
Educar no es fácil pero debemos hacerlo y todos estamos capacitados para hacerlo bien. Para conseguirlo vamos a necesitar dos ingredientes esenciales: la confianza y el compromiso.
“Estar comprometidos con nosotros mismos
en nuestra mejora es la única forma de
conseguir aquello que deseamos”
César Piqueras
Si crees que hagas lo que hagas todo va a seguir igual es esta la actitud que debes trabajar y empezar a cambiar. El cambio puede producir resultados asombrosos… Comprobarás que si quieres que las cosas cambien debes ser tú quien introduzca ese cambio. No es magia, es sentido común:
No dejes que nadie te haga perder la confianza en ti mismo a la hora de educar. En ocasiones algún familiar, amigo o incluso el profesor de tu hijo te dará alguna indicación que puede mostrarte que no estás actuando correctamente en tu tarea educativa diaria. Esto no debe llevarte a considerarte jamás un “fracasado” en tu rol de madre o padre pues para educar bien no hace falta que te conviertas en un “superpapá” o una “supermamá” ya que todos nos equivocamos. Debemos aprovechar estos errores como oportunidades para aprender, mejorar y crecer en nuestro rol de padre o madre.
Debemos desarrollar, mantener y ampliar la confianza en nosotros mismos para acabar con nuestro propio autosabotaje y conseguir lo que deseamos: educar de la mejor manera posible y conquistar la felicidad de nuestros hijos.
No esperes a mañana, da el primer paso y empieza hoy mismo. Mejor, empieza ahora mismo…
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