Siempre hablo de la importancia del ejemplo en la educación de nuestros hijos. Somos su principal referente y, por tanto, hemos de tener mucho cuidado tanto con lo que hacemos como con lo que decimos. Como destaco siempre en mis sesiones de Educar con talento, por regla general solemos enfocarnos más en lo negativo que en lo positivo, es decir, en lo que hacen mal nuestros hijos. Y esto es un gran error.
Acabo de leer un interesante libro que lleva por título “Diez cosas poderosas para decirle a tus hijos” de Paul Axtell (te recomiendo su lectura). En el mismo menciona un listado de autor anónimo que ha inspirado el libro. Se trata de las 30 afirmaciones que más escuchan los niños en boca de los adultos:
1. ¡No! (La respuesta más frecuente) Llamativo, ¿no?
2. ¡No pongas excusas!
3. Déjame decirlo de otro modo.
4. Ahora no tengo tiempo; quizá más tarde.
5. ¿Crees que recojo el dinero de los árboles?
6. Espera a que tengas tus propios hijos y verás.
7. ¿Qué demonios crees que estás haciendo?
8. No comas dulces; la cena está casi lista.
9. Sé bueno con tu hermanita (hermanito) o si no…
10. Limpia tu cuarto.
11. Cuando tenía tu edad…
12. ¿Me estás mintiendo?
13. Come tu cena; hay niños muriéndose de hambre en todo el mundo.
14. ¿No entiendes lo que trato de decirte?
15. ¿No puedes hacer algo bien?
16. ¿Quién te crees que eres?
17. ¿Por qué no maduras?
18. Esto me duele más a mí que a ti.
19. ¿Cuándo aprenderás?
20. ¡Hazlo ahora!
21. ¿No podéis llevados bien?
22. ¿Por qué no puedes ser como…..?
23. ¡Vete a tu cuarto!
24. ¡Haz los deberes!
25. ¡No uses ese tono de voz conmigo!
26. ¡Cállate y escucha!
27. No eres lo suficientemente mayor para entender las cosas.
28. Déjame enseñarte a hacerlo bien.
29. Hago esto por tu propio bien.
30. ¡Baja el volumen de la música!
Como puedes ver, los comentarios negativos suelen determinar las conversaciones de los padres con los hijos. ¿Cuántos de estos comentarios has hecho tú a tus hijos?, ¿podríamos seguir el listado? Esta lista nos debe hacer reflexionar y poner el foco de atención en las palabras que decimos cuando nos dirigimos a nuestros hijos. Son más poderosas de lo que nos pensamos…
“No creemos en nosotros mismos hasta que alguien nos revela que, en nuestro interior; existe algo preciado que vale la pena escuchar, que merece nuestra confianza y es sagrado al tacto. Una vez que creemos en nosotros mismos, podemos arriesgarnos a ser curiosos, a maravillarnos, a disfrutar espontáneamente o a experimentar cualquier cosa que revele al espíritu humano” E.E. Cummings
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