Pues sí, así me considero: el más afortunado por poder dedicarme a aquello que más me gusta. Soy maestro. Por este motivo mi entrada de hoy quiero dedicarla a todas las MAESTRAS y MAESTROS que se dedican a la tarea más valiosa y apasionante, capaz de cambiar el mundo: la educación de nuestros hijos y alumnos. En mi libro "365 propuestas para educar" destaco algo muy importante: el valor que atesora la educación es único. Se trata del motor de cambio de nuestra sociedad. Sólo a través de la educación conseguiremos transformar la sociedad haciendo de éste un mundo más justo, sostenible y habitable. Y eso es gracias a la tarea silenciosa (y en ocasiones silenciada), desde el anonimato de los miles de maestras y maestros que trabajan a pie de aula cada día en nuestro país... Aquí puedes ver un vídeo en el que hablo de la importancia de la figura del maestro en la educación actual.
Como muy bien destaca José Antonio Marina en su famoso Homenaje al Maestro: "A los adultos nos invade muchas veces el desaliento ante el futuro, un cierto cansancio de lo porvenir. Entonces deberíamos recordar la figura del maestro, que es el profesional de la esperanza, el incansable, humilde y magnífico cuidador del futuro. Con la misma tenacidad con que el árbol florece en primavera, él volverá a enseñar que dos por dos son cuatro".
El buen profesor es aquel que además de enseñar aprende de sus alumnos. Es por ello que me gustaría compartir contigo algunas citas para la reflexión:
El motivo principal de esta entrada era compartir contigo el siguiente texto de John W. Schlatter que deberíamos tener cerca leer cada día todos aquellos que nos dedicamos a esta apasionante tarea para recordar y recordarnos a nosotros mismos que somos unos auténticos privilegiados. Es un texto que debería circular por todos los centros educativos.
Que no se nos olvide, que no se nos agote la ilusión. Nuestros alumnos merecen lo mejor de nosotros. Ofrezcámosles nuestra mejor versión... Porque, ¿qué sería del mundo sin los maestros?
Como muy bien destaca José Antonio Marina en su famoso Homenaje al Maestro: "A los adultos nos invade muchas veces el desaliento ante el futuro, un cierto cansancio de lo porvenir. Entonces deberíamos recordar la figura del maestro, que es el profesional de la esperanza, el incansable, humilde y magnífico cuidador del futuro. Con la misma tenacidad con que el árbol florece en primavera, él volverá a enseñar que dos por dos son cuatro".
El buen profesor es aquel que además de enseñar aprende de sus alumnos. Es por ello que me gustaría compartir contigo algunas citas para la reflexión:
- "Enseñar es aprender dos veces" Joseph Joubert
- "Si quieres aprender, enseña" Cicerón.
- "El maestro, ése que siempre recordamos, "nuestro maestro", no solo influye, sino que marca en gran medida nuestra vida" Javier Urra
- "No hay maestro que no pueda ser discípulo" Baltasar Gracián
Que no se nos olvide, que no se nos agote la ilusión. Nuestros alumnos merecen lo mejor de nosotros. Ofrezcámosles nuestra mejor versión... Porque, ¿qué sería del mundo sin los maestros?
Soy Maestro
Nací en el mismo momento en que una
pregunta brotó de los labios de un niño por primera vez.
He sido muchos hombres y mujeres en muchos
lugares.
Soy Sócrates cuando estimulaba a los jóvenes
atenienses a hacer preguntas para descubrir ideas nuevas.
Soy Anne Sullivan, la institutriz que con
sus dedos tecleó los secretos del universo en la palma abierta de Hellen
Keller, sorda, ciega y muda.
Soy Esopo y Hans Christian Andersen, y
otros que revelaron la verdad al mundo en sus innumerables cuentos y relatos.
Soy Marva Collis cuando luchaba por el
derecho de todos los niños a recibir educación.
Soy Mary McCloud Bethune, la que construyó
una gran escuela superior para mi pueblo, usando como pupitres cajones de
naranjas vacíos.
Soy también Bel Kaufman, empeñado en Subir
por la escalera que baja.
Los nombres de quienes han practicado mi
profesión resuenan como personajes inolvidables para la humanidad: Booker T.
Washington, pedagogo y reformista negro estadounidense, Buda, Confucio, Ralph
Waldo Emerson, Leo Buscaglia, Moisés y Jesús.
También soy uno de aquellos cuyos nombres
y rostros han sido olvidados hace ya mucho tiempo, pero cuyo carácter y cuyas
lecciones serán siempre recordados en los logros de sus discípulos.
He llorado de alegría en las bodas de mis
antiguos alumnos, me he regocijado ante el nacimiento de sus hijos y, con la
cabeza baja, he guardado el silencio del dolor y de la confusión ante tumbas
prematuramente abiertas para cuerpos demasiado jóvenes.
En el transcurso de un día me han llamado
para que fuera actor, amigo, enfermero y médico, entrenador, buscador de
objetos perdidos, prestamista de dinero, taxista, psicólogo, sustituto de
padres o madres, vendedor, político y portador de la fe.
A despecho de mapas, cartas, fórmulas,
verbos, relatos y libros, en realidad no he tenido nada que enseñar, porque en realidad
mis alumnos sólo se han tenido a sí mismos como tema de estudio, y sé que para
decirte quién eres necesitas nada menos que el mundo entero.
Soy una paradoja. Hablo en voz más alta
cuanto más escucho. Mis dones más importantes se encuentran en lo que estoy
dispuesto a recibir, con agradecimiento, de mis discípulos.
La riqueza material no es uno de mis
objetivos, pero soy un investigador a tiempo completo en mi búsqueda de nuevas
oportunidades para que mis alumnos usen sus talentos, y en mi constante ir en
pos de aquellos talentos que en ocasiones permanecen sepultados bajo la
autodestrucción.
Soy el más afortunado de todos los
trabajadores.
En un momento mágico, a un médico le es
concedido abrir a un nuevo ser las puertas de la vida. A mí me ha sido dado
vigilar que la vida renazca día tras día con preguntas, ideas y nuevas
amistades.
Un arquitecto sabe que si edifica con
cuidado, las estructuras que erige pueden durar siglos. Un maestro sabe que si
construye con amor y honestidad, lo que construye durará eternamente.
Soy un guerrero que día tras día libra una
batalla contra la presión, la negación, el miedo, el conformismo, los
prejuicios, la ignorancia y la apatía de los padres. Pero cuento con grandes
aliados: la inteligencia, la curiosidad, el apoyo de los padres, la
individualidad, la creatividad, la fe, el amor y la risa, dispuestos todos a
defender mi estandarte con apoyo indomable.
A quién si no a vosotros, la gente, los
padres, tengo que agradecer esta vida maravillosa que tengo la fortuna de
vivir. Porque vosotros me habéis hecho el gran honor de confiarme la mayor
contribución que habéis hecho a la eternidad: vuestros hijos.
Por eso tengo un pasado rico en recuerdos
y un presente que es un venturoso y agradable desafío: porque me ha sido dado
pasar mis días con el futuro.
Soy maestro... y se lo agradezco a Dios
cada día.
MUY BUEN ARTICULO
ResponderEliminarMuchísimas gracias Willian! Un abrazo enorme
EliminarEXCELENTE ARTÍCULO. ME RECUERDA A MIS MAESTROS Y ESPERO YO TENER LO MISMO EN MI CARRERA. ÉXITOS!!!
ResponderEliminarMil gracias Alicia!!! Estoy convencido de que así será, tendrías mucho éxito en tu carrera. Un abrazo enorme
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