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jueves, 22 de enero de 2015

Valorar las pequeñas cosas

En esta entrada me gustaría hablarte de algo muy importante en la convivencia familiar y en la educación de nuestros hijos. Se trata de algo tan importante que en ocasiones olvidamos debido a su sencillez: “dar importancia a las pequeñas cosas, a los pequeños detalles, a los pequeños momentos…”
En algunas familias, los padres están muy ocupados y preocupados en “dar a sus hijos todo lo que les piden”, preocupados porque “no les falte de nada”, etc. Padres que se desviven por atender todas sus demandas, peticiones y caprichos. ¿Por qué ocurre esto? En muchas ocasiones es fruto de querer llenar espacios y carencias como por ejemplo: la falta de tiempo, la falta de atención, de estar con ellos…

No queramos darles todo, empecemos por darles lo esencialNo confundamos ser buenos padres con “darlo todo” o sobreproteger a nuestros hijos. Ellos esperan otra cosa de nosotros. No es nada de otro mundo y por su sencillez tendemos a olvidarlo y descuidarlo: ellos valoran las pequeñas cosas, esos pequeños momentos… Aquí te dejo algunos ejemplos (se me ocurren cientos):
  • Que valoremos ese dibujo o manualidad que nos muestran con tanta alegría e ilusión cuando regresan del cole. Para nuestros hijos es lo más importante en ese momento y quieren que se lo reconozcamos.

  • Que apaguemos nuestros teléfonos y aparatos electrónicos cuando ESTAMOS disfrutando de una tarde con ellos. Estar con nuestros hijos no es lo mismo que compartir espacio con ellos, requiere de nuestra ATENCIÓN.

  • Pasear y disfrutar de un atardecer. Algo que jamás olvidarán.

  • Observar el cielo nocturno juntos haciéndonos preguntas (y contestando sus interrogantes).

  • Escuchar y bailar juntos una música que les guste.

  • Etc.
Estas pequeñas cosas son las que realmente perduran en la memoria. Son las que siempre recordarán y no si les hemos comprado un móvil de última generación, un iPad o la videoconsola del momento. Con el tiempo se darán cuenta de que lo material no les llena sino que todavía les produce un mayor vacío interior y una insatisfacción que intentarán suplir con más objetos materiales pero sin éxito.


Vivimos en una sociedad compleja en la que debemos recuperar la sencillez. Buscamos las claves para educar mejor a nuestros hijos y nos perdemos en teorías pedagógicas que nos producen una mayor confusión. Tenemos que volver a la sencillez, a lo esencial… Cuando nuestros hijos miren hacia atrás y hagan memoria sobre lo vivido recordarán con cariño esas pequeñas cosas, esos pequeños momentos compartidos en los que estábamos PRESENTES, en plenitud con ellos, compartiendo experiencias de vida. Eso no se olvida.

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