Es mi consejo de hoy para ti: disfruta de la
compañía de tus hijos. Soy consciente de que vivimos en un mundo excesivamente
exigente en el que nuestras tareas y obligaciones ocupan la mayor parte de
nuestro tiempo. Y es un problema. Por eso es muy importante que busquemos y
saquemos tiempo (a veces de donde no lo hay) para pasar tiempo con nuestros hijos
y disfrutar de ellos. Aprovecha cualquier momento para disfrutar y relajarte
con ellos: lo necesitan, NOS necesitan.
Lo que ocurre es que no siempre disfrutamos
del tiempo que pasamos con ellos porque nuestra cabeza está pensando en otras
cosas que podríamos estar haciendo: esa lista de tareas pendientes, ese correo
electrónico que no he enviado, esa cena que tenemos que preparar, la ropa que
tenemos que prepararles para mañana, y así un largo etcétera. Y es que en
ocasiones “pasamos tiempo con ellos" pero no “ESTAMOS con ellos”. Y cuando te
digo que disfrutes de su compañía me estoy refiriendo justamente a eso: a estar
con ellos al 100%. Desconecta el móvil, olvídate de la bandeja de entrada de tu
correo, olvida las tareas pendientes y date
cuenta de que estás ante la tarea más importante de tu lista: disfrutando de
la compañía de tus hijos.
Deja de pensar en otras cosas (que desde
luego son menos importantes) y céntrate realmente en ellos: observa lo que
hacen, lo que dice, a lo que juegan, etc. Te darás cuenta que esto es tan
importante (o más) que preparar la cena, preparar tu presentación de mañana… No
hay nada tan urgente que te impida disfrutar de este momento. Como afirma
Richard Templar: “el método para
disfrutar de su compañía consiste en centrarse en ella como un fin en sí misma.
Está bien, no disfrutas realmente vistiendo a Barbie en una sucesión de
conjuntos glamurosos, o discutiendo los mejores goles de todos los equipos de
fútbol de la liga, o escuchando bla, bla, bla de una batalla entre los poderes
de la luz y un batallón de alienígenas invasores. No tienes por qué. Todo esto no
son más que medios para un fin. El objetivo final es pasar tiempo con tus hijos,
enterarte de cómo ven el mundo y qué es lo que les divierte, les enfada, les
hiere, les entretiene, les fascina, les aburre y les intriga”.
Cuando aprendas a parar y disfrutar
empezarás a ser consciente de que crece de manera exponencial el placer de la
compañía de tus hijos y empezarás a aprender con ellos y de ellos. Porque como nos recuerdan Pilar Guembe
y Carlos Goñi: “No hay experiencia
comparable a la de ser madre o padre. Sin duda, porque en ella salimos
infinitamente enriquecidos. Cada hijo nos trae el mismo mensaje: a partir de ahora va a ser al revés:
aprende el que enseña, recibe el que da, queda lleno el que se vacía”.
¿Empezamos?
Muchas gracias de nuevo por dedicarme tu tiempo.
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