Muchos padres me preguntan qué pueden hacer
para que su hijo mejore su conducta. No sé por qué motivo esperan que les
plantee alguna actividad o ejercicio complejo. No nos damos cuenta que, en
muchas ocasiones, la solución está en las pequeñas cosas… Por este motivo les
planteo una sencilla pero poderosa estrategia que podemos llevar a la práctica
desde ya mismo. Se trata de reconocerle y valorarle cualquier pequeño esfuerzo
que el niño realiza para mejorar esa conducta. De esta manera la animaremos a
seguir en esa dirección y comprobaremos que al sentirse valorado y no
etiquetado reforzamos su voluntad para mejorar y CRECER.
Veamos un ejemplo:
Tu
hijo está sacando malas notas en una determinada asignatura y en el último
examen que ha traído a casa ha habido una ligera mejora (aunque no ha cambiado
mucho la nota). Aunque estás convencido de que puede hacerlo mejor debes
decirle: “Me he dado cuenta de que te estás esforzando. Muy bien, estás
mejorando. Sigue así”
Aunque te parezca algo simple, este
reconocimiento fortalecerá su voluntad para seguir en esa dirección. Como
destaca Tal Ben-Shahar:
Los
cumplidos no sólo son frases intrascendentes que son agradables de escuchar. Si
no somos capaces de apreciar lo positivo
en los demás, lo positivo se despreciará y tenderemos menos a ello.
Te invito a que leas el artículo que
publiqué ya hace un tiempo sobre el poder mágico del elogio.
“Es imprescindible hacer
que nuestros hijos
se sientan útiles”
#PARA PENSAR[1]…
En su libro para niños Have You Filled a Bucket Today, Carol McCloud y David Messing
describen un mundo en el que cada uno lleva, metafóricamente hablando, un cubo
invisible. El objetivo del cubo es llevar los pensamientos y los sentimientos
positivos: nos sentimos bien cuando el cubo está lleno y somos infelices cuando
está vacío.
Cuando hacemos que los demás se sientan
bien- elogiándoles, siendo amables con ellos o simplemente sonriéndoles-, les
ayudamos a llenar su cubo. Cuando hacemos que se sientan mal- desanimándoles,
ridiculizándoles, haciéndoles daño de una forma u otra-, vaciamos su cubo de
las emociones positivas que contiene. Lo positivo de la buena obra y de la
palabra amable es que cuando ayudamos a los demás a llenar su cubo, al mismo
tiempo llenamos el nuestro. Dar es recibir.
Esta parábola, aunque es para niños, es un
recordatorio importante para todos. Puedes empezar a verte- en tu papel de
abogado, profesor, banquero, farmacéutico, amigo, pareja o padre- como un llenacubos. Cuando te conviertas en
llenacubos de tu vida y de la de los que están a tu alrededor, serás
inmediatamente mucho mejor.
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