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jueves, 11 de febrero de 2016

Reconócele a tu hijo las cosas cuando las haga bien


Muchos padres me preguntan qué pueden hacer para que su hijo mejore su conducta. No sé por qué motivo esperan que les plantee alguna actividad o ejercicio complejo. No nos damos cuenta que, en muchas ocasiones, la solución está en las pequeñas cosas… Por este motivo les planteo una sencilla pero poderosa estrategia que podemos llevar a la práctica desde ya mismo. Se trata de reconocerle y valorarle cualquier pequeño esfuerzo que el niño realiza para mejorar esa conducta. De esta manera la animaremos a seguir en esa dirección y comprobaremos que al sentirse valorado y no etiquetado reforzamos su voluntad para mejorar y CRECER.

Veamos un ejemplo:

Tu hijo está sacando malas notas en una determinada asignatura y en el último examen que ha traído a casa ha habido una ligera mejora (aunque no ha cambiado mucho la nota). Aunque estás convencido de que puede hacerlo mejor debes decirle: “Me he dado cuenta de que te estás esforzando. Muy bien, estás mejorando. Sigue así”

Aunque te parezca algo simple, este reconocimiento fortalecerá su voluntad para seguir en esa dirección. Como destaca Tal Ben-Shahar:

Los cumplidos no sólo son frases intrascendentes que son agradables de escuchar. Si no somos capaces de apreciar  lo positivo en los demás, lo positivo se despreciará y tenderemos menos a ello.

Te invito a que leas el artículo que publiqué ya hace un tiempo sobre el poder mágico del elogio.

“Es imprescindible hacer 
que nuestros hijos se sientan útiles”

#PARA PENSAR[1]

En su libro para niños Have You Filled a Bucket Today, Carol McCloud y David Messing describen un mundo en el que cada uno lleva, metafóricamente hablando, un cubo invisible. El objetivo del cubo es llevar los pensamientos y los sentimientos positivos: nos sentimos bien cuando el cubo está lleno y somos infelices cuando está vacío.

Cuando hacemos que los demás se sientan bien- elogiándoles, siendo amables con ellos o simplemente sonriéndoles-, les ayudamos a llenar su cubo. Cuando hacemos que se sientan mal- desanimándoles, ridiculizándoles, haciéndoles daño de una forma u otra-, vaciamos su cubo de las emociones positivas que contiene. Lo positivo de la buena obra y de la palabra amable es que cuando ayudamos a los demás a llenar su cubo, al mismo tiempo llenamos el nuestro. Dar es recibir.

Esta parábola, aunque es para niños, es un recordatorio importante para todos. Puedes empezar a verte- en tu papel de abogado, profesor, banquero, farmacéutico, amigo, pareja o padre- como un llenacubos. Cuando te conviertas en llenacubos de tu vida y de la de los que están a tu alrededor, serás inmediatamente mucho mejor.




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Si te parece interesante lo que escribo y comparto en mi blog puedes leer mis libros donde abordo este y otros muchos temas:








[1] “Elige la vida que quieres” Tal Ben-Sharar (Ed. Alienta)

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