Desde el proyecto “Famílies amb veu” de la
Fundació Bofill me han enviado un interesante libro editado por la propia
Fundación y presentado hace un par de semanas. Se trata del “Llibre Blanc de la
participación de les famílies a l ´escola” (Libro Blanco de la participación de
las familias en la escuela). Es un libro escrito con tres objetivos:
1.
Aportar
evidencias del peso de las familias en la escuela.
2.
Generar
un discurso común y consensuado sobre la agenda que preocupa a las familias.
3.
Trazar
una hoja de ruta para vertebrar el sector.
“Las
familias conforman un sector que reclama ser reconocido como tal, con capacidad
de incidencia no solo en la propia escuela sino también en el campo de las
políticas educativas”
En esta entrada me gustaría presentarte un interesante
decálogo que aporta el libro y que nos debe hacer reflexionar sobre la agenda
de prioridades de las familias en edad escolar:
1.
Las familias son y quieren ser más:
- Los padres y las madres también queremos ser
protagonistas de la educación: compartir puntos de vista, estar informados y
ser escuchados en todo aquello que hace referencia a la educación de nuestros
hijos e hijas.
-
Las
AMPAS no son empresas de servicios: somos asociaciones de familias de alumnos
que colaboramos con los maestros y equipos directivos para contribuir en la
mejoría de la escuela de nuestros hijos y su entorno.
2.
Padres y madres también quieren hablar de
contenidos educativos y, si se considera conveniente, entrar en las aulas:
- Las familias, como parte de la ciudadanía
especialmente afectada por las reformas curriculares y pedagógicas, queremos y
podemos intervenir en el debate de los contenidos educativos para hacer
propuestas al lado de los expertos en educación.
-
Las
familias estamos dispuestas a contribuir en aquello que haga falta dentro de las aulas, en las salidas o en
aspectos de mejora educativa, siempre al lado de los profesionales de la
educación.
3.
Las familias, una pieza clave en la ofensiva
para el éxito escolar
Las familias podemos
y queremos ser parte activa en la lucha contra el fracaso escolar, tanto desde
la parcela doméstica ayudando a nuestros hijos e hijas, contribuyendo
directamente a mejorar la escuela y el entorno, como desde un espacio de
reflexión y análisis de resultados desde el cual podamos participar en la
formulación de propuestas.
4.
El derecho a elegir colegio y la regulación
del acceso a la escolaridad en igualdad de condiciones
Los padres queremos
que nuestros hijos sean felices, que se sientan confortables en la escuela y
que aprendan, para tal cosa en ocasiones hemos de elegir entre la dimensión
relacional- que los hijos estudien cerca de casa, con los amigos- y la
dimensión instrumental- eligiendo las escuelas más afines con el ideario y
mejor valoradas. Lo que pedimos es que ambas opciones sean factibles.
5.
Calendarios y horarios escolares: la
conciliación familiar como puntal de la calidad de vida de los niños
Las familias somos
partidarias de racionalizar los tiempos tanto escolares como laborales para
facilitar la conciliación y la comunicación familiar. Más que incrementar
servicios de acogida y someter a los niños a unas jornadas escolares y
extraescolares continuadas de más de ocho horas, hace falta buscar fórmulas
adaptadas a las necesidades de cada contexto.
6.
La financiación del sistema educativo: cómo
garantizar la educación pública y gratuita para todos
La educación, de
acuerdo con la Constitución ha de ser gratuita y de carácter universal y con
igualdad de condiciones. El estado ha de garantizar el acceso a la escolaridad
de todos los niños y jóvenes de los 6 a los 16 años, y también en las etapas
preescolares (0 a 6 años) o postobligatorias (hasta los 18) a todos aquellos
que lo deseen.
7.
Becas y ayudas a las familias en función de
la renta, por la equidad educativa y la igualdad de oportunidades
Teniendo en cuenta
que los individuos tenemos- o deberíamos tener- derecho a una educación
gratuita, hemos de buscar formas para
compensar las desigualdades con el fin de garantizar la educación en igualdad
de condiciones: garantizar la cobertura de las necesidades básicas y educativas
de los niños y jóvenes.
8.
El asociacionismo familiar ha de ser
reconocido como un movimiento de acción cívica
- El AMPA funciona como una escuela de
ciudadanía: las familias que son activas en la escuela se implican en aspectos
de movilización social. Para muchos, el AMPA es el primer lugar de
participación ciudadana real. Es una oportunidad a la hora de pensar los
modelos organizativos, de funcionamiento y de relación necesarios para hacer
posible los ideales.
-
Las
administraciones han de incorporar el sector de las familias en los espacios
formales de participación de los que disponen.
9.
Por una ley educativa de consenso amplio y
vigencia más allá del gobierno que la aprueba
Las familias demandan
un consenso para la educación que sea a largo plazo, que sea revisado por tal
de mejorar el sistema educativo, que tenga el apoyo de toda la comunidad
educativa y agentes implicados, por tal de garantizar los derechos
constitucionales. Madres y padres hemos de estar presentes en la toma de
decisiones de educación y la escuela en todos los órganos formales de
representación de familias y alumnos, y en todos los ámbitos.
10. Representamos la voz de la
infancia, no solo aquello que se enmarca en la Escuela de Padres con Talento
Técnicos y equipos
directivos reconocen en las organizaciones de madres y padres un firme
representante de las familias más allá de la escuela. La integración en el
entorno y la visión holística dan a las AMPAS y otros movimientos de madres y
padres la oportunidad de convertirse en portavoces del bienestar de las
familias y los niños.
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